Hace unos días, durante el encuentro anual de la American Association for the Advancement of Science (AAAS), el gurú de internet y vicepresidente de Google, Vinton Cerf, ha vuelto a llamar la atención sobre el problema de la conservación de los archivos digitales. Ya en 2013 advirtió acerca de la volatilidad de los datos digitales. Ilustró el problema de una manera sencilla: usó Microsoft Office 2011 en un Macintosh, pero no pudo leer un archivo de PowerPoint de 1997.
Si bien la web y la "nube" hacen más fácil conservar los documentos en formatos legibles en múltiples aparatos, han pasado muchos años ya desde los primeros ordenadores y tanto los formatos de archivos como el hardware y el software han evolucionado tanto que los archivos antiguos como los de hace 40 años (como los creados cuando los PC utilizaban el DOS, antes de Windows), por ejemplo, no son -en general- legibles hoy día. Hoy, también, la mayoría de los PC ya no traen lector de CD o DVD (y menos de diskettes), lo que ha vuelto obsoletos e inutilizables estos soportes de archivos.
Ésto significa que el conocimiento correspondiente se está perdiendo, muchas veces en forma definitiva. En otros casos, ha de ser reconstituido sea a partir de versiones impresas (¡siguen siendo los respaldos más seguros!), sea rehaciendo el trabajo, sea recurriendo a algunos (pocos) especialistas que mantienen los sistemas antiguos. Algo en este sentido están haciendo investigadores de la Universidad Carnegie Mellon con su proyecto OLIVE (aún experimental), que capta copias de los documentos o programas en riesgo, tanto de su contenido como de la aplicación en la que funcionan y el sistema operativo, junto con una descripción del equipo en que se ejecutaba, lo que facilitará su replicación en el futuro.
¿Que podemos hacer con nuestros archivos? Si aún tenemos CD o DVD y un PC que los pueda leer, traspasar estos archivos a una memoria USB o un disco duro externo. Por ahora usan tipos de soporte que sobrevivirán bastante. También los podemos subir a la "nube". E imprimirlos. Aún así, es posible que -como yo- tenga archivos más antiguos (tanto en CD como en diskettes) y formatos ya totalmente irrecuperables (como mis trabajos de los años '80 y parte de los de los '90). Otros, como las primeras imágenes, aún en formatos legibles, son de tan baja calidad que se ven muy mal en equipos actuales de alta definición, como la imagen del lado (del palacio de Cnossos), escaneada a finales de los '80 para la portada de uno de mis cursos.
Para evitar una pérdida catastrófica, James Arlen, director de riesgo y servicios de asesoramiento para Leviathan Security Group, aconseja tener tres versiones de su disco duro o al menos de sus archivos importantes: la unidad del PC, una unidad externa, y una copia de seguridad cronológica redundante. Pero tener todas esas copias en la misma casa, o en la misma zona geográfica, no protegerá los datos de un evento extremo (como un incendio o alguna otra catástrofe).
Por esta razón es conveniente conservar también una copia en la nube, pero sin olvidar que ésta es menos segura en términos de privacidad. Así que el consejo es seleccionar bien el material y comprimirlo (para reducir el espacio utilizado) y luego encriptarlo para evitar los "ojos ajenos". Herramientas gratuitas: para comprimir puede usar Peazip y para encriptar AES Crypt.
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