El Washington Post se hizo eco hace poco de una discusión entre dos grupos acerca del futuro de internet. Según uno de ellos necesitamos algunas reglas básicas para asegurar que la Web permanezca abierta y libre para que las empresas que dependen de Internet puedan crecer. Para la otra, reglas estrictas desalentarían a los proveedores de Internet de realizar las inversiones que mejorarán la red para todo el mundo. De la opinión que predomine, es decir de la aplicación o no de reglas estrictas, dependerá lo que ocurra en el futuro. Y la economía jugará en ello un papel fundamental, de la mano de las empresas involucrados en este desarrollo.
Aunque la Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU (FCC) estableció en febrero reglas de neutralidad de la red, los proveedores de Internet están tratando de revertir esas reglas en los tribunales, tratando de convencer a los jueces que dichas reglas causarán un daño irreparable a su negocio.
Para reforzar el caso, algunos economistas están recurriendo a datos históricos acerca de lo que la industria ha gastado en infraestructura durante el último par de décadas. El resultado se corresponde con los dos grupos antes aludidos: unos tratan de demostrar que la regulación tuvo poco efecto sobre la inversión y otros de demostrar que sí lo hizo. Y ambas partes se acusan mutuamente de revisionismo histórico.
Pero ambos grupos usan datos e interpretaciones diferentes. Unos se fijan en las inversiones de los últimos 10 años (donde predomina el auge de la industria del cable, poco regulada) y otros en los últimos 20 años (con fuertes inversiones de las compañías telefónicas, muy reguladas).
El gasto de la industria del cable, poco regulada, se disparó entre 1996 y mediados de la década de 2000, justo durante los años en que las ofertas de Internet de las empresas de telecomunicaciones (de líneas telefónicas) estaban siendo reguladas en mayor medida. Así, hubo primero un mayor gasto de las empresas de telefonía, más reguladas, y luego de la industria del cable y wireless, poco regulada. La tasa de crecimiento del gasto de capital de la industria del cable fue el doble de la de las empresas de telecomunicaciones sometidas a las reglas de la telefonía.
Esta claro, por lo tanto, que no son las regulaciones las que determinan una mayor o una menor inversión.
"No estamos tratando de decir que el título II [la reglamentación] causó la inversión. Estamos diciendo el régimen regulatorio no es el factor decisivo", dice Matt Wood, director de políticas de la organización Free Press. "El factor decisivo es la demanda del servicio", que es la que realmente explotó durante el boom de las punto-com (1999/2000). "La explicación más natural es que el marco regulatorio era irrelevante para la inversión" no importa qué período de tiempo que se esté mirando, dice también Harold Feld, vicepresidente senior de la organización de defensa Public Knowledge.
Si este debate revela algo, concluye el Washington Post, es el grado en que la historia temprana de la Internet puede ser amañada y utilizada para reflejar diferentes puntos de vista. Hay ahí una batalla a la vez ideológica y económica, cada sector (los proveedores de redes y los de contenidos) luchando por lo que más les conviene, económicamente por cierto.
(Fuente: Washington Post, 20/05/2015)
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