Algunos expertos, considerando los avances en nanotecnología y en inteligencia artificial, están anuncian para pronto una era de "humanidad aumentada", es decir de seres humanos "enriquecidos" mediante hardware y software capaz de apoyar, ampliar o "extender" sus sentidos y capacidades naturales. Los "vestibles" -partiendo con las pulseras- podrían controlar tanto signos vitales como otras condiciones, como la diabetes, el estrés o la ansiedad (y otras eventuales condiciones mentales o físicas). Pero ésto no es más que una primera etapa.
Por ahora, estos gadgets deberán recurrir a la nube de sus respectivos fabricantes para poder ofrecer eventualmente funciones avanzadas, como estadísticas, comparaciones, pronósticos, recomendaciones, etc. Pero ya se está trabajando en nuevos chips que podrían hacer el análisis directamente en el módulo portado e incluso "aprender" de la experiencia. Es lo que anunció Qualcomm, que quiere que los futuros dispositivos móviles aprendan de sus usuarios. Para ello, incluirá capacidades cognitivas en su próximo microprocesador móvil, el Snapdragon 820. El chip proporcionará a los dispositivos capacidades de aprendizaje al incorporar funcionalidades de su plataforma Zeroth (PC World, 2/03/2015).
Pero como ya existen implantes cerebrales para controlar enfermedades como la epilepsia y el Parkinson, y se anuncian otros capaces de reemplazar la memoria que se pierde con el Alzheimer, se puede esperar que aparezcan en el futuro otros, que podrían ampliar otras funciones de nuestro cerebro.
Investigadores de la Universidad de California han desarrollado sensores del cerebro tan pequeños como una mota de polvo, de forma que pudieran ser infiltrados en nuestra cabeza y tomar los datos necesarios. Cada conjunto de estos sensores del cerebro tendría un tamaño aproximado de 100 micrómetros (un décimo de milímetro). Estas partículas o sensores estarían encargados de registrar la actividad eléctrica de las neuronas. Además, el dispositivo ideado no incluiría una batería microscópica, sino que vendría con un material piezoeléctrico, suficiente para recargar los sensores del cerebro y que no se quedaran sin energía. Para evitar cualquier daño o problema neuronal, los sensores, a pesar de su minúsculo tamaño, irían recubiertos de un biopolímero. Aunque para completar el sistema aún se necesitaría acoplar un tranceptor, que se encargaría de recibir y procesar la información obtenida, lo cierto es que este polvo inteligente podría ser un paso más de la neurociencia y la nanotecnología en el estudio del cerebro (Alt1040.com, 17/07/2013).
Ray Kurzweil visualiza así "humanos basados en software" que, a mediados del siglo XXI "podrán expandir su pensamiento sin límite" gracias a la red ("La singularidad está cerca", p.372).
Algunos expertos e incluso empresarios se inquietan: el cofundador de Apple, Steve Wozniak, se unió a Bill Gates y Elon Musk para denunciar el peligro de la invasión de la inteligencia artificial: "Si construimos estos dispositivos para que se hagan cargo de todo por nosotros, de manera eventual pensarán más rápido que nosotros y se desharán de los lentos humanos para llevar compañías más eficientemente", dijo recientemente en una entrevista con la publicación Australian Financial Review (FayerWayer, 26/03/2015).
Foto adjunta: Dreamstime.com
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