27 de marzo de 2015

Rol de la ética en sistemas automáticos

Con los objetos conectados y las máquinas "inteligentes", las personas delegan o delegarán cada vez más decisiones en la programación de estos aparatos. ¡Llegó la hora de pensar en la importancia de la ética en la robótica! Y recordar que Isaac Asimov ya había pensado en ello y formulado en 1942 sus "leyes básicas de la robótica", que debían quedar impresas en el cerebro "positrónico" de todos sus robots, la primera siendo que "Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño" (por primera vez en el relato "Runaround", "El círculo vicioso" en español).

Elon Musk cree que los coches conducidos por humanos acabarán siendo ilegalizados en favor de los que están conducidos de forma autónoma. ¿La razón? Las máquinas pueden conducir de forma mucho más segura y los seres humanos acabarían siendo un mayor riesgo en las carreteras. El cambio, por cierto, tomará tiempo: Musk calcula 20 años. (Xataka.com, 18/03/2015)

Las primeras pruebas han dado buenos resultados y quedan poco problemas técnicos por resolver, no siendo el menor el de la seguridad (Es actualmente imposible descartar toda posibilidad de hackear el sistema y tomar a distancia el control del auto). Pero surge un problema mayor: el ético, implicado en la programación de las decisiones en situaciones complejas. El problema no es tan simple como aplicar las leyes de Asimov. Las situaciones reales son generalmente complejas y suponen múltiples ponderaciones. ¿Que hacer si un niño cruza bruscamente la carretera y evitarlo significa chocar contra un arbol u otro vehículo, poniendo en riesgo la vida del o los pasajeros? ¿Contar la cantidad de posibles víctimas? ¿Tener en cuenta la edad de cada uno? 

No parece haber duda que un sistema automático sería más seguro que un conductor humano ya que no se distraería y podría controlar todas las variables deseables... ¿Pero podría considerar mejor los posibles imprevistos y ponderar adecuadamente una respuesta?

La inteligencia artificial usada crecientemente en el diagnóstico de situaciones complejas de salud sufrirá de problemas similares: ¿que malestar resolver primero? ¿Hasta donde son aceptables ciertos efectos secundarios? Aunque es probable que aquí las juntas médicas se sigan imponiendo por mucho tiempo.
Pero también hay que tomar en cuenta que se irá introduciendo en los cuerpos a través de los implantes de todo tipo (ya los hay para controlar el Alzheimer y el Parkinson, y los chips de identificación). Se proponen algunos para controlar la ansiedad qui podrían ajustar la música ambiental o seleccionar un programa de televisión que nos relaje. Pero, si están abiertos a la red, los publicistas también se verían atraídos, para orientar nuestras emociones. ¿A que otros riesgos nos expondrían? ¿Un hacker podría también cambiar nuestras emociones o el contenido de nuestra "memoria adjunta" (artificial)?

En algo que parece menos trágico: ¿que pasará con todos los datos personales que podrían estarse "cruzando" con los de los gadgets de la internet de las cosas? 
¿Dejaremos, por ejemplo, que nuestro refrigerador ordene al supermercado los alimentos que nos faltan considerando nuestro estado de salud (informado por nuestro reloj o pulsera de fitness) y las recomendaciones que nuestro médico introdujo en nuestro historial?

Al menos algunos laboratorios se preocupan, como Kaspersky Lab, que se ha   unido a la comunidad de bio-hacking sueca BioNyfiken para analizar los problemas de seguridad involucrados.

20 de marzo de 2015

La amistad: un concepto alterado

La revista "Ya" del diario "El Mercurio" (Chile) ha publicado un interesante artículo titulado "El fenómeno de la "intimidad digital" (10/03/2015, solo accesible en web para suscriptores), cuyas principales observaciones son de interés universal.

Las personas tienen, en promedio, a nivel internacional, 150 "amigos" en Facebook. Éste es, también, el "número Dunbar", que alude a la cantidad de "relaciones humanas significativas" que la neocorteza sería capaz de procesar a la vez, según las investigaciones del antropólogo Robin Dunbar, actual director del Instituto de Antropología Cognitiva y Evolutiva de la Universidad de Oxford (Inglaterra). Pero "relaciones humanas significativas" no es lo mismo que "amistad". "Históricamente", un amigo era una persona a quien conocíamos, con la cual teníamos historias compartidas y diferentes grados de confianza e intimidad. Pero Facebook ha venido a cambiar ésto al imponer la palabra "amigo", para etiquetar a quienes quieren conectarse con nosotros en su red.
Así, una decisión -probablemente- poco reflexiva del inventor de un servicio de internet está trastocando la concepción y la psicología de las relaciones humanas. Un "amigo" puede ahora ser alguien a quien nunca hemos visto, con quien nunca hemos charlado.

El artículo mencionado da cuenta de un estudio con estadounidenses de entre 18 y 34 años que concluyó que están teniendo cada vez más amigos virtuales completamente desconocidos para ellos en la vida real. El 76 por ciento de los encuestados afirma tener amistades en las redes sociales que solo conocen en el mundo online, y afirma que estas relaciones son de importancia para ellos. El 32 por ciento incluso califica estas relaciones como "cercanas".

Estas relaciones crean, muchas veces, la falsa idea de que tienen a mucha gente "cerca", dice el doctor Alejandro Maturana, psiquiatra infanto-juvenil. A partir de un tema de interés común es posible que la conversación avance hacia otros ámbitos, más personales, lo que ha llevado a los especialistas a usar el término "intimidad digital" para referirse a este nuevo tipo de amistad. Pero si surgen, algunas veces, las ganas por conocerse personalmente, los resultados suelen ser dispares. Para Maturana, "no hay duda de que estamos ante un nuevo tipo de relaciones humanas" y "es fácil caer en conductas de riesgo, en la medida en la que se empieza a abrir un espacio de confianza y de intimidad". 

¡Es importante advertir a los jóvenes acerca de dichos riesgos y enseñarles que la "amistad virtual" no es lo mismo que una amistad real!

13 de marzo de 2015

La "larga cola" de las ventas y la difusión

En octubre de 2011, Chris Anderson publicó en Wired un artículo donde hacía tres observaciones: "1) la larga cola de productos disponibles es mucho más extensa de lo que imaginamos; 2) ahora esos productos son económicamente accesibles; 3) todos estos nichos, cuando se suman, pueden crear un mercado significativo" (La economía Long Tail, p.23). Este artículo fue rápidamente el más citado de la revista y se transformó luego, a partir de los comentarios recibidos e investigaciones complementarios, en el libro "La economía long tail" (publicado en inglés bajo el título "The Long Tail - Why the Future of Business Is Selling Less of More" en 2006, mientras su traducción apareció en 2007 en España).

¿En que nos interesa?
En que las reglas generales que expone, gracias a la omnipresencia de internet, se aplican no solo al antiguo comercio de bienes sino también a los medios de comunicación, a la enseñanza a distancia y a las publicaciones académicas.

En materia de libros, la investigación muestra que el 98 por ciento de los 100.000 libros más importantes de Amazon se vendió al menos una vez por trimestre (Anderson, p.21). El éxito de Netflix y Spotify no se basa solo en los grandes éxitos de audiencia: se basa en que muchos contenidos pueden haber sido descargados pocas veces, es decir en la "larga cola", y que la suma hace el conjunto rentable, algo que sería imposible en una tienda física. Y éste es un modelo económico completamente nuevo para las industrias del ocio y las comunicaciones. El capitalista de riesgo y ex consultor de la industria de la música Kevin Laws lo expresa de este modo: «La mayor parte del dinero proviene de las ventas más pequeñas» (Anderson, p.36).

Los blogs son un ejemplo de la larga cola y lo podemos ver no solo en la cantidad y diversidad de los mismos, sino también en la enorme variación de las visitas a sus diferentes posts. Así, por ejemplo, mi blog sobre "Lenguaje Visual" ha tenido más de 247.000 visitas a la fecha. Mientras algunas páginas no han sido vistas más de unas 15 veces (y todas han sido vistas), el récord ha sido de mi página sobre "Semiología visual", vista 11.766 veces (en 3 años). La página sobre fotografía móvil ha sido vista 184 veces, mientras mi e-libro sobre el tema ha sido descargado unas 300 veces. El presente blog acumulaba 8.077 visitas al momento de publicar este post (pero, creado en 2009, fue interrumpido en 2011 y 2012). El post sobre "La formación de e-comunicadores" tuvo 1.337 vistas desde su publicación en noviembre de 2009, mientras el titulado "¿Deben los periodistas aprender a programar?", publicado el 3 de octubre 2014, ha tenido 84 vistas.

La Wikipedia es otro ejemplo exitoso. Mientras la Encyclopedia Britannica solo acumula 80.000 entradas, la Wikipedia tiene más de un millón. Por cierto la calidad de las mismas varía, pero un estudio de la revista Nature mostró que en 42 entradas sobre temas científicos había un promedio de cuatro errores por entrada en Wikipedia, y tres en la Britannica. En la Wikipedia, los errores se corrigieron poco después de publicarse el informe, mientras que la Britannica tuvo que esperar hasta su siguiente reedición.
  • "Cuando los profesionales (editores, académicos o periodistas) están a cargo de la tarea, al menos sabemos que su obligación es asegurar la exactitud de la información. Pero ahora dependemos cada vez más de sistemas donde no hay nadie a cargo; la inteligencia simplemente «emerge», lo cual significa que parece surgir de fórma espontánea de la nada. Estos sistemas probabilísticos no son perfectos, pero han sido creados para lograr un resultado óptimo con el paso del tiempo. Han sido concebidos para «escalar», es decir, mejorar con el tamaño. Y un pequeño fallo a pequeña escala es el precio de esa eficiencia en la macroescala. [...] La ventaja de los sistemas probabilísticos es que se benefician del conocimiento colectivo y, en consecuencia, pueden evolucionar de manera considerable en extensión y profundidad." (Anderson, p.93)

En la web hay miles de artículos malos, pero Google nos ayuda a evitarlos gracias a su algoritmo basado en las preferencias de los mismos lectores. "Hay más productos de mala calidad en la larga cola, pero con buenos filtros ésto no importa" (Anderson, p.156). Y también hay productos de alta calidad al final de la cola, solo porque interesan a menos personas.

El éxito de Google reside en su capacidad de explorar la inmensa cola de los contenidos de la web, utilizando las matemáticas para mostrar conexiones que nadie más podría descubrir y ordenando la cola para se acerque lo mejor posible a nuestros propios intereses.

Si unimos estos descubrimientos con lo que explica Jeremy Rifkin en "La sociedad del coste marginal cero" debe quedar claro que la producción de obras de menor coste y en pequeñas cantidades tiene un futuro increíble.

6 de marzo de 2015

Biometría y pagos electrónicos

La especificación Fast Identification Online (FIDO) ha obtenido un respaldo importante: su inclusión en Windows 10, la nueva versión del sistema operativo de Microsoft que debe aparecer este año. FIDO es una iniciativa que permite utilizar todo tipo de dispositivos y sensores biométricos (no solo huella dactilar) que proporcionan servicios de autenticación y verificación de identidad, ofreciendo reemplazar a las contraseñas (que aún se podrán usar pero deberían desaparecer de a poco). Google, LG, Lenovo, PayPal, Salesforce, Citrix y Box ya adhirieron a FIDO.

Los sensores de huella dactilar ya son opción común en algunos ordenadores portátiles así como en discos duros externos, sistemas de apertura de puertas, teléfonos móviles como los iPhone 5 y 6 y Samsung Galaxy 5 y S6, y sistemas de pago como Apple Pay.

El reconocimiento del iris, el escaneo de retina, el reconocimiento de voz y el reconocimiento facial son otros de los métodos posibles (y no los únicos). Pero, según algunos expertos, la biometría no va a sustituir a las contraseñas porque los datos biométricos también pueden ser robados y, a diferencia de las contraseñas, no pueden ser cambiados (y la huella dactilar no es un secreto: la dejamos en todo lo que tocamos). En el sistema FIDO, sin embargo, se puede combinar el dato biométrico con una segunda clave (sistema en dos pasos) y toda la transmisión es encriptada.

En materia de pago, Apple Pay -con su sistema biométrico (dactilar)- ha recibido un importante empuje: el gobierno del presidente Barack Obama anunció hace unos días que Apple Pay será compatible con tarjetas de débito y crédito expedidas hacia los veteranos de guerra, así como aquellos que reciban ingresos a través de la seguridad social, otorgando la posibilidad de añadir éstas y todas las tarjetas emitidas por el gobierno federal a la plataforma de Apple Pay para realizar pagos a través de los dispositivos de la manzana de forma inalámbrica. También será posible posible pagar con iPhone (6 y 6Plus) o Apple Watch con Apple Pay en parques nacionales americanos. (Applesfera, 14/02/2015)

La razón por la que cada vez más negocios se pliegan a Apple Pay es la mejora en términos de seguridad y su facilidad de uso (aunque ya se le descubrió una debilidad en la etapa de autorización del registro inicial de una tarjeta). Utiliza la autentificación por Touch ID y el protocolo NFC. Así, basta acercar el teléfono al lector y poner el dedo en el sensor de huella del botón de inicio (por cierto se debe haber autorizado antes en el banco el uso del sistema y las tarjetas aceptables). 45 bancos americanos ya aceptan el sistema. A diferencia de las tarjetas de crédito tradicionales, Apple Pay nunca revela el número completo de la tarjeta a los negocios y tampoco almacena registros de las compras: crea un código de seguridad dinámico para validar los pagos de forma segura. Los bancos pagarán a Apple 15 céntimos de cada 100 dólares de compras.

La diferencia con sus competidores como Google Wallet (adherido a FIDO) y el grupo MCX (que utiliza CurrentC) es que éstos recopilan información sobre qué compramos, cuándo, dónde y a qué precio (aunque encriptado). CurrentC evita la transacción vía tarjeta de crédito (y la comisión) accediendo directamente a la cuenta bancaria (débito) del cliente, lo cual es más económico, pero obliga a producir y escanear cada vez un código QR, lo cual es muy poco práctico.
Google anunció además Android Pay, que permitirá hacer compras dentro de las apps o en establecimientos físicos utilizando NFC, con la posibilidad de utilizar sensores biométricos como el de huellas dactilares de los Galaxy S6 y Galaxy S6 Edge.

Samsung, por su parte, intenta introducir LoopPay, el que permite -con un pequeño lector- registrar en el smartphone los datos de las tarjetas de crédito y usar el teléfono en lugar de estas en los mismos lectores tradicionales con NFC, lo cual es muy práctico para los comerciantes pero no aporta nada en materia de seguridad. Algunas firmas como Stratos y Coin también proponen otros sistemas que permiten registrar varias tarjetas de crédito en una tarjeta digital única utilizable a través del smartphone.

PD: Acerca de los nuevos métodos de pago digitales se puede consultar el  «Libro de Tendencias sobre Servicios Financieros» recién editado por BBVA.