24 de abril de 2015

Gestión de contraseñas

Las mejores aplicaciones gratuitas:

- LastPass: Opera como extensión del navegador y es muy fácil de usar. Permite crear o importar las contraseñas que se ponen en el navegador si no se tienen registradas. Tiene una versión portátil para memoria USB. Para poder sincronizar entre PC y móvil, requiere un pago de US$1 mensual.

- KeePass: Almacena las contraseñas en una base de datos encriptada (256 bits) exportable en diversos formatos. Puede instalarse en una llave USB (no requiere proceso de instalación). No tiene extensión para navegadores pero pasa fácilmente los datos para pegarlos en los formularios (drag&drop). Es posiblemente el más seguro en la actualidad. Para Windows, MacOS, Linux y BSD, en 30 idiomas. Gratuito (Open Source).

- PasswordBox: Gratuito, para todos los sistemas operativos.

Entre las otras aplicaciones recomendables, con algún pago, están 1Password (US$49,99 para PC de escritorio, gratis para smartphones) y Dashlane (Premium US$39.99 al año; básica gratis). Ambos tienen versión para todos los sistemas operativos, verifican el grado de solidez de cada password, revisan si alguna contraseña ha sido filtrada y permiten conservar también datos de tarjetas de crédito.

¿Que pasa con los PIN de las tarjetas de débito y crédito?
Estas 4 cifras son lo más débil como contraseña y es difícil entender que se siga usando. Sin embargo, tanto los bancos como las empresas VISA y Mastercard han avanzado, introduciendo el uso de chips en sus tarjetas (sistema chip&PIN o EMV). Éstos generan un código único para cada transacción, lo cual podría hacer imposible el uso de una tarjeta clonado sin el chip correcto. El problema actual, sin embargo, es que estas tarjetas siguen teniendo la cinta magnética, para que puedan operar en terminales de puntos de venta (POS) que aún no utilizan el chip. Éstos deberán desaparacer en Norteamérica antes de octubre de este año según Wired (14/04/2015). Habrá que esperar más tiempo en otros países, porque los nuevos POS son más costosos y los comerciantes se resisten a pagarlos.

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