3 de junio de 2016

¿Que NO captar ni publicar con la cámara del smartphone?


La sola posesión de un teléfono con cámara impulsa a su dueño en forma irresistible a “sacar fotos” en múltiples ocasiones. El impulso procede, sin duda, de la larga historia de la fotografía recordatoria como práctica personal (asegurar los recuerdos) y social (documentar/demostrar).

Con el smartphone, cualquier situación - propia o ajena - que llama la atención también impulsa a "sacar una foto" y el uso de las redes sociales impulsa a su vez a publicarla de inmediato. En 2013, cada minuto se subían 243.000 fotos en Facebook (unos  350 millones de fotos diarias). (Datos de Quartz, nov.2013).
Sin embargo, no siempre es legítimo sacar ciertas fotos ni mucho menos legal publicarlas. No hay ningún problema cuando se trata de nuestras propias actividades o fotos familiares. Tampoco si corresponden a un hecho noticioso: las imágenes captadas pueden subirse a la red. También es válido sacar una foto en la playa para comentar lo agradable que es el clíma y no importa que aparezcan muchos desconocidos a la distancia. Pero no es correcto sacar foto de bañistas sin su permiso.
"Este tipo de imágenes, más frecuentes de lo que nos imaginamos, carecen de propósito informativo, son grabadas de forma clandestina y muchas veces las víctimas no saben que su imagen ha sido utilizada por terceros sin su consentimiento.
Estas grabaciones contienen la imagen de personas, y este es un dato personal, puesto que las identifica. Para tratar los datos de una persona se requiere el consentimiento de esta. Sin ese consentimiento no podemos tratar esas grabaciones y por tanto está prohibido publicarlas. Por eso, cuando se detectan estos delitos lo que hay que hacer es intentar localizar al propietario del dominio, foto o vídeo y solicitar su retirada de la web. Si no se consigue, desde la Asociación de Internautas recomiendan denunciar el hecho a la policía." (TICbeat, 1/06/2016)
El Reglamento comunitario de protección de datos, publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea, asegura a los ciudadanos un mayor control sobre su información privada en un mundo dominado por los teléfonos inteligentes y las redes sociales. Incluye un régimen sancionador completo, que detalla tanto las agravantes como las atenuantes, y armoniza las reglas para todos los países de la Unión. ¡Vale la pena aprender de él (y ojalá se generalice y amplíe, porque es aún muy básico)!

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