30 de septiembre de 2016

La esencia colaborativa de internet ¿por perderse?

Parece claro que el principal uso actual de internet corresponde a las redes sociales, asociado al dominio de los móviles. Ésta es una forma de "apropiación" de funciones (de desarrollo informático) por una enorme cantidad de personas que no saben nada de programación ni de estructura de redes (físicas) o de telecomunicaciones. En otras palabras, internet se ha transformado en un "bien público" compartido por todos. Pero ésto solo ha sido posible porque quienes están en su origen, incluso más remoto, se han preocupado de instalar "estructuras abiertas", es decir sistemas que facilitan la cooperación.

Pocos saben, por ejemplo, que los -escasos- primeros programadores (que usaban en este entonces tarjetas perforadas) inventaron este tipo de estructura para su propio beneficio, asegurándose de poder beneficiarse de los aportes innovadores de cada uno. La creación de las primeras redes fue una empresa colectiva, abierta para facilitar el desarrollo colectivo de mejores tecnologías. Así, "varios de los programas de software más importantes que posibilitaban Internet no son propiedad de ninguna empresa, sino un híbrido de propiedad intelectual y bien público, inventado por los propios hackers". (Rheingold, p.75) "Cuando la tecnología y las necesidades políticas posibilitaron que los programadores trabajasen directamente con ordenadores, estalló la innovación." (p.76)
"El profundo cambio de la tecnología informática se atribuye a Sputnik. En 1957, el Departamento de Defensa estadounidense, motivado por la pionera entrada en órbita de la tecnología soviética, creó la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados (ARPA), institución que contrató a un profesor del MIT, llamado J.C.R. Licklider, con el fin de superar la tecnología informática existente. Los investigadores de ARPA desarrollaron programas informáticos que mostraban los resultados de las computaciones en forma de gráficos en pantalla, en lugar de recurrir a las impresiones. Asimismo, aportaron algo de relevancia aún mayor: «sistemas operativos» que permitían a la comunidad de programadores/usuarios interactuar directamente con los ordenadores. [...] 
Como trabajaban con un mismo ordenador central, los programadores que trabajaban en los proyectos de ARPA desarrollaron pronto una sensación de comunidad. Comenzaron inventando modos de enviarse mensajes desde los terminales individuales a través del ordenador común. El correo electrónico y las comunidades virtuales tienen su origen en los hacks ancestrales creados por los programadores de tiempo compartido para comunicarse entre sí." (p.76)
El problema con el que nos encontramos enfrentados ahora está relacionado con las pretensiones de las grandes plataformas y de operadores de telecomunicaciones de sustituir el libre acceso y libre uso por "sistemas vallados", como denuncian tanto H.Rheingold como J.Cooper. No solo se trata de exigir un registro previo, con entrega de datos personales, sino de alterar incluso la arquitectura del sistema.
"Los bienes comunes de innovación se ven mermados por cambios que se están introduciendo en el nivel de la arquitectura. Estos cambios surgen al permitir que las versiones futuras de los protocolos de software de Internet abandonen el principio «de extremo a extremo»*, circunstancia que autoriza a los propietarios de la red a decidir que aplicaciones pueden ejecutarse en la red y cuáles quedan excluidas. Los propietarios de cable coaxial que ofrecen acceso de alta velocidad ya impiden a sus usuarios la utilización de determinados servidores o el alojamiento de algunas páginas web; de este modo, dificultan que los contenidos que compiten con el del propietario del cable circulen por la parte de Internet que controlan. La fusión AT&T-MediaOne creó una gran infraestructura por cable controlada por AT&T. AOL-Time-Warner, por su parte, constituyó también una gran infraestructura por cable controlada por AOL, y ahora intentan fusionarse en una única infraestructura por cable para una gran parte de Internet. A medida que los proveedores de cable consolidan su propiedad, reafirman su derecho de decidir quiénes pueden utilizar la red." (Palabras de Lawrence Lessig, citadas por Rheingold p.82) 
Desgraciadamente, las tecnologías inalámbricas abren nuevos modos de concebir la conexión de los usuarios y la posibilidad de crear y operar redes exclusivas, limitando no solo el uso por parte de los clientes sino también el derecho a innovar, a hacer cosas que nunca imaginaron los arquitectos de la red.
"¿Avanzamos hacia un mundo inalámbrico controlado, donde el equivalente a las compañías telefónicas o por cable decida lo que podemos hacer con nuestros aparatos móviles? Esto será innovador en relación con los sistemas móviles de hace cinco años, pero sólo lo será en la medida en que las compañías que controlan el negocio se beneficien de él. ¿O adoptaremos una arquitectura para sistemas inalámbricos donde nadie decida las tecnologías que se pueden utilizar y las que no? Cuando construyamos un bien común de innovación, creo que veremos la siguiente gran revolución en la tecnología de Internet inalámbrica." (L.Lessig, ibidem p.83)

* Acceso libre en toda la extensión del sistema (de servidor a aparato receptor).

Referencias:
H.Rheingold: "Multitudes inteligentes", Barcelona, Gedisa, 2004.
J.Cooper: "The Seventh Sense: Power, Fortune, and Survival in the Age of Networks", Nueva York, Little, Brown & Co., 2016.

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