21 de octubre de 2016

Respondiendo a la amenaza del control generalizado

Ya he mencionado antes (posteos del 7/10 y 30/09) las propuestas (especialmente de Tim Berners-Lee) de una internet descentralizada, que pueda escapar del control de las grandes plataformas y de los gobiernos interesados en controlarla en algunos países.

Quiero ahora dar a conocer un manifiesto que data de 2001 y va en el mismo sentido, pero con un fondo "filosófico" muy interesante. Se trata de una propuesta de Steve Mann (página personal), conocido como padre del "computador ponible" (wearable), en ese tiempo en el MIT y hoy profesor de la Universidad de Toronto. Si todos llevamos sensores (y cámaras), somos dueños de lo que captamos y estos datos no deberían ser captados por terceros sin nuestra autorización (la que solo daríamos con muy buenas razones). Y como nosotros somos los que manejamos estos datos, somo nosotros quienes les damos sentido, que hacemos de estos aparatos máquinas "inteligentes".
"El humano dota a la máquina de mucha más inteligencia de la que tendrá la llamada Inteligencia Artificial, y la máquina proporciona al humano capacidades nuevas de manipulación intelectual de la información visual. En cierto sentido el humano usa al ordenador como periférico, y el computador usa al humano como periférico, y los dos forman un solo dispositivo, un bucle de realimentación en el que cada uno extrae del otro su inteligencia. Esto es lo que yo llamo Inteligencia Humanística." (Entrevista en El Mundo, 27/12/2000).
Con estos aparatos, con los sensores capaces de comunicarse (hablaré de ellos en un próximo posteo), podemos hacer que la gente sea más inteligente, dice. Y es más importante que mejorar las herramientas.
"En un marco de IH [Inteligencia Humanística], el objetivo es mejorar la inteligencia de la especie, no sus herramientas. Gente inteligente significa, sencillamente, que debemos confiar en la inteligencia humana para el desarrollo de infraestructura tecnológica, en lugar de excluir al ser humano de la ecuación. Un objetivo importante de la IH es dar un primer paso hacia un principio fundamental de la Ilustración, la dignidad del individuo. Esto se logra, metafórica y literalmente, a través de una transformación protésica del cuerpo en un espacio soberano, permitiendo que cada individuo controle el entorno que le rodea. [...] Uno de los principios básicos del desarrollo tecnológico en el sistema IH es que el usuario debe ser parte integrante del circuito discursivo. El ordenador para llevar puesto abre nuevas vías para ser, no sólo para hacer." (Mann y Niedzviecki, en Rheingold, p.133)
"¿Qué camino debemos escoger? ¿El de los ordenadores para llevar puestos que fomentan la independencia y la interacción comunitaria? ¿O el de los ordenadores para llevar puestos que se integran en el aparato de control electrónico al que cada vez estamos más sometidos sin darnos cuenta?" (ibidem, p.134)
Desgraciadamente, parece poco lo que podemos hacer como individuos para decidir el futuro en este campo, donde todo lo manejan los tecnólogos. Las redes, en las cuales se integrarán los sensores tanto de nuestros cuerpos como de las cosas ("internet de las cosas"), han creado un mundo nuevo, con nuevos poderes, de los que dependen desde los estados hasta cada uno de nosotros. Hoy, “somos lo que nos conecta pero no sabemos exactamente lo que son estas conexiones”, dice J.Cooper (p.303). Tampoco saben muy bien adonde van quienes dirigen la red y especialmente las grandes plataformas: "se parecen a los exploradores que buscaban nuevas rutas o un nuevo mundo más allá de los mares, pero inmersos en la inmensidad de las conexiones en vez de los océanos". El peligro es que tienen un enorme poder y “no saben de humanidad”, agrega Cooper, mientras los políticos que nos dirigen y tratan de adaptarse lo hacen con una visión obsoleta, porque no entienden de redes: “Nuestro mundo está conducido por viejos líderes que no entienden las redes y por una colección de nuevos tecnólogos que no entienden el mundo.” (Cooper, p.222)

Pero, hoy, son los tecnólogos los que "llevan la batuta" y muy pocos los organismos capaces de hacerles frente y poner un poco de cordura (y de espíritu humano) en lo que están construyendo. No parecen inquietar las advertencias en el mismo sentido publicadas por Stephen Hawking junto al informático Stuart Russell y los físicos Max Tegmark y Frank Wilczek (texto inglés aquí), aunque refiriéndose a la inteligencia artificial: "La I.A. puede ser el peor error de la humanidad" (Gizmodo, 5/03/2014). Hawking no es contrario a la investigación ni al desarrollo, pero advierte lo mismo que Cooper: la comunidad científica no se está preocupando lo suficiente por mantener bajo control estos avances.

Habría que esperar que se imponga el principio de la cooperación, que sería un rasgo propio de la especie humano como aseguran Martin Nowak y Roger Highfield:
"La cooperación es el arquitecto de la creatividad a través de la evolución, desde las células hasta los seres multicelulares, los hormigueros, los pueblos y las ciudades. Sin cooperación no puede haber ni construcción ni complejidad en la evolución." (p.20)
Nowak señala estudios que muestran, sin embargo, que la más alta cooperación se dan en grupos pequeños, mientras disminuye cuando los grupos crecen.
"Los desertores siempre ganan a los cooperadores cuando se produce un encuentro entre ellos en una población bien mezclada. Pero la cooperación puede prosperar cuando los cooperadores se amontonan para formar racimos. A partir de la regla de Hisashi podemos ver que es más fácil formar un grupo si cada individuo está solamente conectado con unos cuantos más. Cuantos menos sean los vecinos, la razón [matemática] de beneficio requerida para que la cooperación prospere es más pequeña." (p.319)
¡Mala noticia para las redes sociales de muchos "amigos" (pero quizás la razón por la cual muchos abandonan Facebook)! Por ello Nowak diferencia los conjuntos (pequeños grupos de personas que se conocen e intercambian) de las redes que solo "captan algunos aspectos de nuestras relaciones" (p.330). Y agrega que las religiones del mundo presentan las mejores recetas para la cooperación (y no es indispensable tener fe para adoptar esta filosofía de vida):

"Las enseñanzas de las grandes religiones del mundo tienen mucho en común, puesto que proporcionan viejas recetas sobre cómo llevar una vida plena. Durante milenios han analizado la condición humana para paliar el sufrimiento y la tristeza. Han llegado a la conclusión de que el amor, la esperanza y el perdón son los componentes esenciales de aquello que es necesario para resolver los mayores problemas. Son llamamientos a la acción generosa. [...] Ahora, por primera vez, algunos aspectos de estas vigorosas ideas se han cuantificado en experimentos, se han apresado en ecuaciones, se han salvaguardado en ciencia." (pp.346-347)
La matemática más avanzada está a favor de la cooperación, el entendimiento, el amor. ¿Podrán los programadores aprender esta matemática de la vida y desafiar a los "CEO" y accionistas de las grandes plataformas?

Referencias:
Cooper, J.: The Seventh Sense, Little, Brown & Co., 2016.
Diario El Mundo:“Estamos evolucionando hacia un nuevo tipo de inteligencia”, entrevista a S.Mann (27/12/2000)
Nowak, M. & Highfield, R.: Supercooperadores, Ediciones B, 2012.
Mann, S. & Niedzviecki, H.: Cyborg: Digital Destiny and Human Possibility in The Age of Wearable Computer, Mississauga, Doubleday Canada, 2001.
MARS - Mobile Augmented Reality Systems (Columbia University)

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