18 de noviembre de 2016

Crear una serie de TV en realidad virtual no es nada fácil

El director de Bourne Identity, Doug Liman, lanzó en Los Angeles su serie de televisión para realidad virtual titulada "Invisible". Utilizó la plataforma Jaunt VR, que utiliza una cámara estereoscópica de 360° de alta definición que solamente se puede arrendar de Radiant Images.
Son seis episodios de seis minutos cada uno y 120TB de peso de video antes de edición. Pero la producción no fue fácil y el resultado no entusiasma a los expertos.
"Las primeras pruebas fueron horribles", reconoció Liman. "Más aburridas que la vida real. No puedes engañar en la RV. En RV, la historia tiene que enganchar para que puedas situarlos [espectadores] en el marco, para una robusta experiencia de 360 grados."

Una vez puestos los Oculus Rift, la crítica Sophia Stuart se encontró con
"imágenes cortadas en un boletín de noticias en una pantalla de televisor flotante, y luego, confusamente, varias noticias anclas aparecieron en frente y detrás de mí. [Luego] La historia se desarrolló a través de algunos ángulos de cámara profundamente extraños. En un punto ud. está mirando hacia abajo a una mujer que se retuerce en apuros. Luego se inclina hacia arriba, y ve que alguien más está al acecho en la puerta, mirando directamente hacia ud. Se da cuenta de que está al lado de un espejo, pero no puede ver su propio reflejo, lo cual fue desconcertante...
El episodio termina con su mejor parte, una emocionante carrera a través de un vasto paisaje, donde se siente como si estuviese volando. Esto fue glorioso, pero demuestra que lo más convincente de la realidad virtual es la ausencia de realidad misma. Lo cual es una forma educada de decir que 'Invisible' no funciona en VR. Pero tiene un argumento rupturista y merecería una serie en Netflix. La narración simplemente no se presta al medio. Incluso para un maestro de clase mundial del arte de la narración cinematográfica como Doug Liman." (PC Magazine, 16/11/2016)
Queda claro que un buen argumento no es suficiente y tampoco una maestría en el arte de la narración. El nuevo medio impone condiciones muy diferentes de las clásicas, partiendo por la enorme variedad de puntos vista que puede tomar el espectador (que implica un guión de tipo hipertextual). E introducir reflejos en espejos parece, en particular, una pésima idea, que lleva aún más a la desorientación. Un nuevo arte está naciendo y su gramática debe aún ser inventada... o quizás rescatada y adaptada de los videojuegos que, en esta materia, tienen hartos años de experiencia.


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