21 de marzo de 2019

Opiniones, política y gobernanza en el futuro digital

"Ya Umberto Eco decía que Internet le había dado voz a una sarta de estúpidos." (UnoCero, 10/03/2019). Cualquiera puede hoy publicar su opinión y, más grave aún, crear una noticia falsa. Y noticia y opinión pueden ser reproducidas casi hasta el infinito en las redes sociales, generando movimientos sociales que no tienen ninguna justificación, como está ocurriendo en Chile a propósito del reemplazo de los antiguos medidores domiciliarios del consumo eléctrico con medidores "inteligente". Aunque se ha demostrado científicamente que ambos miden lo mismo, está creciendo un movimiento a favor del rechazo del cambio (obligatorio por ley).

"Aunque estas notas falsas, estas “fake news”, son descalificadas rápidamente, mucha gente no tiene ni interés ni investiga al respecto. Se queda con la primera opinión que lee. [...] Entonces caemos en la tiranía de la opinión, en donde las redes sociales incluso pueden hacer mofa del que no está de acuerdo con las mayorías." (UnoCero, 10/03/2019). O donde parece haber una mayoría que, en realidad, está equivocada (los que no opinan siendo, muchas veces, más numerosos).

El problema es que este tipo de situación puede influenciar cada vez más la política. Incluso Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política en la UPV, asegura que "Tal vez la única certeza política que tenemos hoy en día es que la política en el futuro será muy diferente de la política en el pasado." Pero la política basada en las opiniones vertidas en las redes es solo una parte del problema: recordemos que TODO lo que hacemos en internet termina acumulándose en grandes bases de datos (big data) controladas por la grandes plataformas (Google, Facebook, etc.) donde es analizado y donde pueden recurrir los gobiernos para orientar sus políticas.
"Los seres humanos hemos ido generando a lo largo de la historia dispositivos para organizar nuestra relación con el mundo y esos dispositivos han planteado a su vez problemas inéditos, como efectos secundarios o descontrol. La tecnología digital no es sólo más potente que otras tecnologías, sino también mas disruptiva frente a la concepción que teníamos del mundo. Lo que en relación con tecnologías menos sofisticadas era una disfunción ocasional, ahora aparece como una posible pérdida masiva de control sobre nosotros mismos y una transferencia de nuestra capacidad de autogobierno hacia unos algoritmos opacos, unas máquinas irresponsables y una destrucción del trabajo que desmonta nuestro ya precario contrato social. [...] Las revoluciones políticas más importantes no se están produciendo en los parlamentos, las fábricas y las calles sino en los laboratorios y las empresas tecnológicas." (Innerarity) 
¿Será la democracia de los datos más representativa que otro modelo de democracia? ¿Los datos reemplazarán las urnas? Dependerá de decisiones también políticas... en que deberíamos poder participar. ¿Pero de qué modo podremos hacerlo? ¿Serán oscuros algoritmos que finalmente decidirán? ¿Decidirán (indirectamente) las plataformas las políticas públicas? Podrían hacerlo si no se toman medidas que limiten su uso y poder. Y en esto, también han de intervenir los políticos. Al menos una senadora norteamericana (Elisabeth Warren) ya levantó la voz (El Mundo, 11/03/2019). Hace falta que otros, tanto en ese país como en otros, tomen conciencia de esta nueva realidad.

Referencias:
Innerarity, D.: Lo digital es lo político, La Vanguardia, 11/03/2019. https://www.lavanguardia.com/opinion/20190311/46959863101/lo-digital-es-lo-politico.html
López, M.: Una sociedad de opiniones, casi siempre desinformadas, UnoCero, 10/03/2019. https://www.unocero.com/noticias/sociedad-de-opiniones-internet/

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