22 de noviembre de 2018

La "verdad revelada" en internet

El poder de los datos de Google es que las personas le dicen al motor de búsqueda cosas que tal vez no le dirían a nadie más, y – revisando lo que buscan – permiten así conocer a las personas, aunque no es el objetivo del buscador. “El acto cotidiano de escribir una palabra o frase en una caja blanca compacta y rectangular deja una pequeña huella de verdad que, cuando se multiplica por millones, finalmente revela realidades profundas”, dice Seth Stephens-Davidowitz, un economista entrenado en Harvard, ex-científico de datos de Google (“Everybody Lies”,p.4). Y S.Pinker, en el “Forword” de su obra, agrega que, ante el teclado, la gente confiesa las cosas más extrañas (p.X). Gracias al análisis de lo ahí escrito, podríamos descubrir “la verdad”, pero no podemos descartar todo lo que la gente publica en las redes sociales. 

En todo se dejan rastros de conductas reales, pero se mezclan además con expresiones de la personalidad que se quiere proyectar, generalmente diferente – aunque en diferentes grados – de la personalidad real. Si tomamos en cuenta este tipo de distorsión y la que introducen muchas veces los algoritmos, es difícil estar totalmente de acuerdo con Stephens-Davidowitz en cuanto al acceso a “la verdad”. Así que su posición debe ser vista con algunas reservas.

Facebook es una posible fuente de “revelaciones” desde que pretende construir una “memoria semántica” además del registro de las actividades y dichos de cada usuario. Como su fin es la comercialización de datos aprovecha esta extensa base de datos para crear anuncios personalizados, con el fin de competir con Google. En función de los movimientos y características de la navegación de los usuarios, determina qué anuncios encajan mejor en determinadas plataformas, como sitios web o aplicaciones para móviles, de lo cual puede informar a los anunciantes (Noticiasdot.com, 22/04/2014). 

Algunas “revelaciones” se mantienen en el seno de las plataformas que recopilan, conservan y analizan cada vez más datos acerca de quienes visitan sus páginas o sus inserciones en redes sociales. Y los que trabajan en esta área se están dando cuenta de que no sólo es complicado el análisis sino muy difícil obtener resultados “verdaderos” porque los usuarios de internet tienden a falsificar sus datos personales. Se han dado cuenta que la “personalidad digital” (o virtual) puede ser muy diferente de la real (Rainie y Wellman: "Networked: The New Social Operating System", pp.15-17). Estas falsedades o “datos sucios” (“dirty data”) constituyen una parte cada vez más problemática de los “big data” cuyo análisis origina nuevos datos y una nueva información, extraída de la masa de datos, que no salta a la vista mirando detalladamente estos, cosa que sería por lo demás imposible y ha surgido solamente gracias al procesamiento computacional masivo apoyado por inteligencia artificial. Esto puede llevar a establecer una nueva tipificación del contenido de las comunicaciones, como advierte González Bailón: "Tenemos que empezar a distinguir mejor entre tres conceptos: datos, información y conocimiento. Los datos van a seguir multiplicándose, y la información también, a medida que vayamos procesando esos datos."

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